Explorando la atención plena y la meditación

En nuestra vida cotidiana, todos somos culpables de descuidar nuestras mentes, permitiendo que nuestros cerebros se adormezcan en un estado de pereza, descuido e inconsciencia. Es como si nos permitiéramos ser esculpidos por un consumismo suave y repetitivo, nuestra individualidad siendo cincelada por un tedio que ni siquiera podemos molestarnos en desafiar con voluntad.

La vida no tiene por qué ser así. Todos somos bendecidos con una mente poderosa; pero normalmente la gente lo ha olvidado o, lo más probable, nunca supo cómo usarlo. Es un desperdicio de nuestro mayor recurso.

Una forma de comenzar a liberarnos de las arenas movedizas sin sentido es ejercitar suavemente nuestra mente, utilizando la atención plena y la meditación como una forma de llevarnos con más énfasis al mundo real y comenzar el proceso de ejercer control sobre nuestras mentes y nuestras vidas.

Crear una meditación de atención plena es un ejercicio suave pero poderoso. Pero, ¿cómo lo haces?

Un simple ejercicio de meditación de atención plena

Al igual que con cualquier sesión de meditación, debes ponerte en una posición relajada y cómoda, con los ojos cerrados y luego comenzar con la respiración nasal profunda, enfocando tus pensamientos en la respiración para que puedas entrar en un estado meditativo.

Una vez que sienta que su respiración lo calma y que su respiración está bajo su control rítmico, puede pasar a concentrarse en su propio cuerpo, una parte a la vez. Primero me enseñaron esto en la clase de yoga, donde nos enseñaron a concentrarnos primero en el pie izquierdo, enfocándonos en él desde una posición por encima de nosotros. Luego, suba por el cuerpo lentamente, tobillo izquierdo, rodilla, muslo, etc. Al llegar a la cabeza, haga lo mismo en reversa en el otro lado del cuerpo: hombro derecho, codo derecho, mano derecha, etc.

Una vez que haya completado su recorrido por su propio cuerpo, como si fuera otra persona que lo examina, es hora de abrir los ojos y aumentar la atención a su entorno.

Para hacer esto, enfóquese en cualquier objeto de la habitación; no tiene que ser nada especial: una taza en la mesita de café, un jarrón, una flor de plástico, cualquier cosa. Intenta mantener ese enfoque durante medio minuto y luego pasa a cualquier otro objeto. Puedes repetir esto varias veces, siempre manteniendo el enfoque en tu propio cuerpo y tu propia respiración, creando una triple armonía con cada objeto en el que te enfocas.

Al usar esta simple meditación de atención plena, estás aumentando la conciencia tanto de ti mismo como de tu entorno, de una manera muy suave y fácil. Puede servir como preludio de alguna tarea mental, además de ser parte de una campaña de atención plena en curso para fortalecer y expandir el uso de su propia mente.

Por ejemplo, la mayoría de los días escribo, pero a veces parece que no puedo concentrarme en lo que se supone que debo escribir. Encuentro que este tipo de ejercicio, aunque sea solo por 10 minutos, me sacará de ese malestar inexplicable, y puedo seguir adelante y escribir lo que debería haber escrito antes.

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