El Karma vive con nosotros, el karma es parte de nuestras vidas desde el momento mismo de nuestro nacimiento hasta el momento de nuestra muerte, porque cada vez que hacemos algo e incluso cada vez que dejamos de hacer algo, eso genera karma, y ??tú no puede evitarlo de ninguna manera.
Por supuesto que no todo el karma que generamos es igual, hay una especie de karma que nos ata o encadena a esta vida, y otra clase de karma que nos libera del ciclo de la reencarnación.
El karma que nos encadena, conocido como Vishayakarma, tiene como frutos la miseria y la falta de paz interior, mientras que el karma generado por las buenas acciones o acciones desinteresadas, conocido como el Sreyokarma nos permite alcanzar la prosperidad y la felicidad del alma, que es mucho más que alcanzar la simple felicidad externa.
Cada vez que nos enfrentamos a una actividad con el deseo de obtener un determinado resultado, esta nos arroja en brazos del deseo, la codicia y los demonios del ego, mientras que solo las acciones puras que hacemos por amor sin tener en cuenta las posibles consecuencias de ellos, son el tipo de acciones que nos conducen poco a poco hacia la iluminación y la liberación.
Aquellos cuya naturaleza les permite realizar este tipo de actividades altruistas, poco a poco se dan cuenta de que Dios les provee de todo lo que necesitan y de todo lo que les confiere la paz interior. Otra forma de lograr la ansiada paz interior es la meditación.
Quizás te preguntes por qué. ¿Por qué es tan necesaria la meditación?
Porque el hombre actúa siempre en dos dimensiones, la dimensión externa regida por los sentidos físicos y la dimensión interna regida por la inteligencia y la mente.
La conciencia interna no puede moverse por sí misma, sino que necesita la guía de la inteligencia y la mente, que son las relacionadas con el mundo externo, son como los bueyes que tiran de un carruaje. Estos bueyes están ansiosos por comenzar a caminar, pero para llevarnos al destino correcto deben ser educados, se les debe indicar cuál es la ruta que nos lleva al lugar al que quiere llegar la conciencia interna. Y estos son los caminos de la Verdad, la Rectitud, la Paz y el Amor.
Entonces, para liberarnos del karma esclavizante, es necesario enseñar a la inteligencia y a los bueyes de la mente el arte de arrastrar el carro de la conciencia interna, y esto se logra mediante las prácticas de la meditación y la repetición del nombre de Dios. .
Y la conciencia, para poder guiar los bueyes de la inteligencia y la mente, debe calmar y controlar los deseos conflictivos que infestan la mente, y esto se logra cuando aprendemos a apuntar nuestra mente en una sola dirección.
Cuando gracias a la meditación, la mente aturdida se sumerge en la vista y repetición del nombre del Señor, se manifiesta el Divino Esplendor capaz de quemar el mal e iluminar la felicidad.
Es fácil comprender los beneficios de la meditación. Cualquiera que emprenda una tarea, sabe que solo cuando concentra sus esfuerzos en un solo punto, puede lograr el éxito deseado. Incluso las tareas más insignificantes requieren concentración, y el poder de un esfuerzo inquebrantable es tan grande que incluso las peores dificultades se rinden ante él.
Cuando practicamos la meditación en el Ser Supremo, la mente aprende a retirar su atención de los objetos materiales, y la vida adquiere un nuevo esplendor cuando tomamos conciencia de la Esencia Divina que está dentro de nosotros, y nos guía hacia el estado de Bienaventuranza.
¿Qué tan dulce es una fruta? No hay forma de explicarlo de manera adecuada, la única forma de saberlo es comer la fruta.
¿Qué tan buena es la meditación? No hay forma de conocer el sabor de sus frutos hasta que no decidamos experimentarlo.
Escrito por el Dr. Roberto A. Bonomi