Cómo empezar en el yoga

Puede obtener cintas de audio o video que brindan instrucciones sobre la respiración y técnicas de relajación en tiendas naturistas, librerías y por correo. Probablemente esté bien aprender a respirar y relajarse con una cinta o un folleto, pero no intente los ejercicios de yoga sin un maestro capacitado. Él o ella puede hacer correcciones, advertirle cuando sea necesario y ayudarlo a adaptar las posición es, si es necesario.

Busque un instructor

Le valdrá la pena dedicar un poco de tiempo a encontrar un instructor que sea adecuado para usted. Su enfermera educadora en diabetes u otro profesional de la salud pueden recomendarle un instructor de yoga. Obtenga referencias para un instructor de yoga como lo haría con cualquier profesional que desee consultar.

No se requiere que los instructores de yoga estén certificados, pero muchos lo están a través de muchos programas diferentes. Pregunte a los futuros maestros si están certificados. Un maestro certificado no es necesariamente mejor que alguien que no está certificado, pero es algo a considerar.

Actitud

El yoga es divertido, saludable y relajante. Es una forma sabia transmitida durante varios miles de años. Hay poco peligro en el yoga, e incluso un pequeño progreso trae consigo libertad y paz mental.

Aunque la mayoría de las personas con diabetes pueden hacer ejercicio de forma segura, el ejercicio conlleva algunos riesgos. Para cambiar la relación beneficio-riesgo a su favor, tome estas precauciones:

Conozca sus límites

Hágase un examen médico antes de comenzar su programa de ejercicio, incluida una prueba de ejercicio con monitorización de ECG, especialmente si tiene una enfermedad cardiovascular, tiene más de 35 años, tiene presión arterial alta o niveles elevados de colesterol, fuma o tiene antecedentes familiares de enfermedad cardíaca.

Hable con su médico sobre cualquier síntoma inusual que experimente durante o después del ejercicio, como malestar en el pecho, el cuello, la mandíbula o los brazos; náuseas, mareos, desmayos o falta de aire excesiva; o cambios a corto plazo en la visión.

Anticipe los problemas

Si tiene complicaciones relacionadas con la diabetes, consulte con su equipo de atención médica sobre las precauciones especiales. Considere hacer ejercicio en un programa supervisado por un médico, al menos inicialmente, si tiene enfermedad vascular periférica, retinopatía, neuropatía autónoma o problemas renales.

Aprenda a prevenir y tratar los niveles bajos de glucosa en sangre (hipoglucemia). Si toma agentes orales o insulina, controle sus niveles de glucosa en sangre antes, durante y después del ejercicio.

Si tiene el tipo I y su nivel de glucosa en sangre es superior a 250 miligramos por decilitro, revise su orina para detectar cetonas. No haga ejercicio si hay cetonas presentes, porque el ejercicio aumentará su riesgo de cetoacidosis y coma.

Siempre caliente y enfríe.

No haga ejercicio al aire libre cuando el clima sea demasiado cálido y húmedo, o demasiado frío.