¡No creo en la religión pero creo en Dios!

¡Imagínese por un momento que no existe Dios!

Que estamos aquí. Que nacemos y fallecemos y que el resto de la raza humana después de nosotros lleva nuestros recuerdos y, en algunos casos, nuestros genes.

¿Es eso tan malo ?, ¿dejamos de tener sentido? ¿Dejar de amarse menos unos a otros? ¿Dejar de luchar? ¿Dejar de importarme?

¿O empezamos a vivir momento a momento y entendemos que nuestras acciones, nuestras palabras, nuestras obras son de nuestra propia creación y por lo tanto nuestra responsabilidad?

¡Sea recordado por lo que hace aquí! La recompensa es tu vida y el mundo que creas, los recuerdos y los cambios positivos que provocan tu vida. No esperes la próxima vida o el cielo. ¡Créalo aquí!

Mira el mundo a tu alrededor. Hay muchas cosas que están mal y deben cambiarse. ¡Deja de culpar a Dios por ellos!
¡No espere una intervención divina! Somos los que habitamos este planeta, es nuestra responsabilidad. Cree en ti mismo y en el poder que tienes para crear cambios en el mundo que te rodea. Empiece de a poco, el cambio ocurre de persona a persona.

Comienza la revolución. Comienza a creer que Dios vive dentro de ti e imagina esa parte perfecta de ti en otras personas.

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