Por qué las dietas te fallan
Este año, millones de personas se embarcarán en una dieta y no perderán peso. La respuesta habitual a este fracaso por parte de quienes comercializan la dieta es culpar al individuo por su falta de “fuerza de voluntad”. Esto deja a la persona sintiéndose derrotada y culpable por no haber tenido éxito.
Culpar al individuo también preserva la ilusión de que las dietas son una solución efectiva para perder peso. Creo que es hora de llevar la discusión más allá de este nivel de “culpa” y explorar las verdaderas razones por las que las dietas fallan.
Usaré un ejemplo para explicar mi posición. Cuando a la mayoría de las personas se les presenta algo como una barra de chocolate, no pasa mucho tiempo antes de que sientan ganas de comerla. La mayoría simplemente culpará al chocolate por provocar el deseo. Luego intentarán luchar contra el deseo con “fuerza de voluntad”. Por lo general, pierden esta batalla y tarde o temprano ceden y comen la barra de chocolate. Este “ceder” a menudo marca el final de la dieta.
La Trampa del Deseo
Ahora veamos por qué ocurrió este “ceder”. Sabemos que el proceso cognitivo que causó el antojo de comer la barra de chocolate fue algo así: la información sensorial se recibe a través de los receptores apropiados (principalmente los ojos en este caso) y la mente forma algún tipo de representación neuronal del objeto, que se define como una barra de chocolate. Este proceso puede considerarse ineludible. Si los receptores sensoriales están funcionando correctamente, la mente debe formar una representación o imagen neuronal del objeto.
Cuando se ha formado una imagen neuronal, se nos ha enseñado a asignar significados a estas imágenes, basándonos en la memoria. La asignación del significado es seguida por una respuesta emocional apropiada al significado asignado. En el caso de la barra de chocolate, el significado incluye recuerdos agradables asociados con comer chocolate, lo que provoca el deseo de comerlo. Entonces, en realidad, no fue la presencia del objeto lo que provocó el antojo, sino el proceso cognitivo esbozado.
El Ciclo del Placer
Específicamente, fue la asignación de significado lo que causó el deseo. Debido a que esta asignación de significado se ha vuelto automática en la mayoría de las personas, la barra de chocolate tiene la culpa del antojo, cuando en realidad la mente tiene el poder de hacer que se forme una imagen sin sentido. Para muchos, el significado y la imagen se han “fusionado”, con el significado visto como parte inherente de la imagen neuronal en lugar de algo asignado internamente. Esto, por supuesto, le da al estímulo el poder de ser la causa de la respuesta.
Incluso pensar en una barra de chocolate tiene el mismo efecto. Al formarse una imagen neuronal a partir de ese pensamiento, se activa el mismo proceso cognitivo de asignar significado automáticamente, lo que provoca el mismo deseo de comer la barra de chocolate. Cada vez que se nos presenta un alimento deseable, la mente realiza automáticamente el proceso cognitivo y crea un deseo de consumirlo. Las respuestas emocionales se acumulan y eventualmente nos desgastan. Esta es la razón por la que “cedemos” y la dieta se va por la ventana.
Rompiendo el Ciclo
Mi punto es que la única manera de reducir nuestra ingesta de alimentos y aún sentirnos cómodos es modificar este proceso de asignación automática de significado a las imágenes que se nos presentan. De esta forma, podemos reducir las ganas de comer innecesariamente y modificar nuestra conducta alimentaria para perder peso y mantenerlo.
Las dietas no proporcionan estas técnicas y, de hecho, fallan, no el individuo, como sus proveedores suelen hacerles creer. Si cambiar nuestro comportamiento fuera tan fácil como tomar la decisión de seguir una dieta, la mayoría de nosotros habría cambiado muchas cosas sobre nosotros mismos hace mucho tiempo. La verdad es que necesitamos técnicas que nos ayuden a lograr ese cambio o estamos condenados al fracaso.
La Solución
Para tener éxito en la gestión del peso y en la salud a largo plazo, es esencial adoptar un enfoque holístico que incluya no solo cambios en la dieta, sino también prácticas que ayuden a reconfigurar nuestra relación con la comida. Esto puede incluir técnicas de mindfulness, ejercicios de respiración, y la incorporación de la meditación para crear una conciencia más profunda sobre nuestros deseos y hábitos alimenticios.
Recuerda que el verdadero cambio lleva tiempo y esfuerzo, y no se trata solo de seguir una dieta, sino de comprender y modificar nuestra relación con la comida y con nosotros mismos.
Nota del editor de la web (con casi medio siglo de experiencia luchando con las dietas)
Este texto aunque parezca tener todo el ‘sentido común’ del mundo no es más que un intento más de ‘salirse por la tangente’ para llamar la atención.
¿En serio?, ¿la solucion a ‘perder’ cantidades ingentes de dinero y tiempo en una dieta inutil y en visitas a un dietista incompetente consiste en ‘perder’ aún más dinero y tiempo en cursos de control mental y ‘mindfulness’?, ¿estamos locos o qué?.
Eso sin mencionar que además de la confusión por la información que nos explica el ‘experto en dietas’ o el ‘libro del experto en dietas’ además ahora debemos añadir la confusión por la nueva informacion del ‘experto en mindfulness’ o el ‘libro del experto en mindfulness’.
La antigua película de ‘No me chilles que no te veo’ es una metáfora perfecta de lo que es unir dos problemas y esperar que se ‘anulen’ entre sí.
¿Solución?
No la hay, al menos no una mágica, en un sistema de meditacion llamado ‘Método Silva’ ponían como ejemplo visualizar (imaginar) cada dia con una gran ‘X’ roja aquellos alimentos que no querámos o debamos tomar, normalmente empezando de uno en uno, sinceramente creo que, aunque lleve tiempo, es más efectivo que todo lo anterior.
En el mejor de los casos tal vez deberíamos plantearnos si la incomodidad de unos kilos de más es tanta que nos compensa la incomodidad de pasar hambre… solo digo ‘plantearnos’ nada más.
Suerte.